sábado, 6 de abril de 2013

CAPÍTULO 12 - SALLY



Tienes un minuto, quiero hablar contigo.
-Si claro díme.
   -Sino te importa prefiero que sea en persona.
-Vale, a las seis en la plaza.
   -Hasta luego.


-Hola.
Estoy cansada, un poco enfuruñada. 
-Hola, huumm... ¿Qué tal?
 -Bien, ¿qué era eso de lo que querías hablar conmigo?, no tengo mucho tiempo.
   -Más bien eeemm... te quería eemm... enseñar una cosa, -.
Saca de la funda la guitarra, le echo una mirada de aspiración, acompañada de unas palabras que le podrían quitar toda la ilusión y las ganas que tenia de contar algo a cualquiera. 
    -Si quieres que escuche una canción que acabas de ensayar, olvídalo, como ya te dije no tengo tiempo. Si supiera que era por eso, creemé que no hubiera venido.

Le veo irse, con su guitarra a cuestas y cabizbajo. Se que he sido dura, quizás mucho y el  no se lo merece. Quiero correr a buscarlo y que me cante esa canción. Quiero escapar de todo eso, y perderme o esconderme por un tiempo para olvidar todo esto. 
Mi cabeza está en un dilema, ¿corro y voy a buscarlo o le dejo ir?. Una parte de mí siente algo muy raro, difícil de explicar por el. No se si eso estará bien. 
Tarde, ya es tarde para ir a buscarlo, algo dentro de mi se relaja, parece aliviado de que no allá corrido a buscarle, de que no haya dado un paso que pudiera haber cambiado mucho las cosas. 
Desenredo el camino tomado, pero esta vez de vuelta a casa, perdida, confusa. 
Quizás eso sea lo mejor para los dos. Noto en su mirada, la forma de ser conmigo que puede que sienta esa cosa rara difícil de explicar por mi al igual que yo por él. Si estoy en lo cierto y no me equivoco, es lo mejor para los dos. 


-Sally cariño, ¿dónde estabas? 
-Dando una vuelta.
-Podrías haber avisado.
-¿Qué pasa, no puede una salir a dar una vuelta tranquílamente sin que le molesten a la vuelta? solo he tardado tres cuartos de hora
-Estas insoportable últimamente, no se puede hablar contigo.
-¡¿Insoportable?!, te equivocas, estoy harta de todo y de todos, ese es mi problema.-
 Me voy a mi cuarto. 
Subo las escaleras corriendo, no se que me pasa. Las lágrimas se asoman por mis ojos y les doy vía libre, noto como bajan por mis mejillas. Son incontratables. 
Necesito a Cloe, ella sabe como ayudarme cuando estoy mal. Pero cuesta coger el móvil para llamar a esa mejor amiga, de la que has estado pasando todo este tiempo, solo porque necesites que te consuele, que te ayude, te apoye y te diga que todo esto pasará, y ella estará ahí siempre. Cuesta marcar ese número que tan bien te sabes. Y saber que si se enfada, o no quiere, la culpa la tienes tu y solo tu. No es posible ignorar a una persona todo este tiempo, y pretender que las cosas vuelvan como antes sin más, sin haber echo nada. Eso cuesta y lo sé. 
Pero también sé, que Cloe estará ahí, a pesar de todo. Que si la llamo vendrá, pero hasta para eso soy cobarde. No quiero que venga porque me daría vergüenza, y sabría tan bien como ella, que es por egoísmo, que la quiero aquí ahora por eso mismo.
   









-¡Mamá! me voy al hospital a ver a Dani.
Un nuevo día. Ayer no fui capaz de realizar la llamada, soy cobarde, lo sé, lo sabemos.

-Hola Dani. 
Se que no puede oírme, ni verme, y en el hipotético caso de que me oiga, sería como en sueños. Pero me siento bien hablando con el, aunque el no me responda. Puedo contarle too lo que siento, lo que me pasa. Parecerá absurdo, quizás loco. 
Me acerco a el, se ve como un ángel así dormido, mis manos se posan en su cara, acariciando ese precioso rostro. Mis dedos rozan sin querer sus labios y siento una especie de cosquilleo, no sabría como explicarlo. Cuantas veces habré soñado de pequeña con el, siempre me ha gustado, desde pequeña. Me sentí la persona más feliz del mundo aquel día en el que empezamos a salir, pero luego las cosas se estropearon, fue cambiando. 
Me doy la vuelta y ahí está el, de pie, con una rosa en la mano. Siento mis mejillas ardiendo, y para disimularlo, miro de nuevo a Dani.
-Hola. 
-Hola, ¿qué haces aquí?
-Quería hablar contigo, me imaginé que estarías aquí. -Se acerca a mi y me agarra del brazo, de manera delicada. -Sally, lo necesito enserio, necesito hablar contigo.









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